Descripción
El libro, dibujado en blanco y negro, es un largo soliloquio reflexivo sobre la soledad: la buscada (a veces estar solo es estar bien), o la impuesta (puede ser sinónimo de tristeza).
Sus reflexiones se apoyan en dibujos de tinte expresionista, porque la autora confiesa que la verdadera libertad la encuentra en el papel sobre el que dibuja sus pensamientos: «todo ha sido cuestión de tiempo, de muchos intentos, muchos juicios previos, muchas trabas, mucha búsqueda de la belleza, de lo estético, de los socialmente correcto. Hasta llegar a entender que el papel en blanco es mucho más que todo eso, es el espacio donde todo puede suceder, donde tiene cabida lo real y lo ficticio. El papel es un acompañante que no te juzga, ni te impone sus normas, el papel te deja ser».
Y como final, un razonamiento que explica todo el libro: «Me gusta la soledad porque sé que no estoy sola»