Madrileño de 1972, quiso ser desde niño «director de orquesta, buen esposo y buen padre». Confiesa que estudió música, pero no terminó la carrera de piano, como tampoco terminó los estudios de Telecomunicaciones ni de Físicas, carreras en las que se había matriculado «por amor y desamor, respectivamente, a la misma mujer; luego aprendí alemán para huir y olvidarme de ella». Después estudió traducción e interpretación y continuó aprendiendo más idiomas.

Ha viajado por todo el mundo, al que al menos ha circundado una vez. Ha desarrollado actividades profesionales variopintas: traductor, intérprete, asesor lingüístico, animador turístico, au pair, relaciones públicas, asistente de director de crucero, cantante y músico ocasional, guía, organizador de excursiones por Indonesia y Australia, comercial de hoteles por Europa, coordinador de grupos, director de hotel en cruceros…

En 2008, tras un periodo de reflexión, comprendió que lo que realmente le llenaba era comunicar, dejar un pequeño legado y vivir despertando el potencial humano. Entonces hizo suyas las cuatro “ces” de la vida: creer, crear, comunicar y convivir.